La isla Norte de Nueva Zelanda había producido la divertida historia del ruibarbo en la Comarca.
Ahora , de un salto en avión, habíamos aterrizado en la isla sur.
Una de las excursiones que había previsto estaba ligada a una pasión secreta mía por las alturas y los desniveles , los paisajes escarpados y las nevadas montañas....y allí estaba ... ¡de banquete en banquete!
La excursión al Monte Cook la hicimos casi en privado, además de la pareja de guías, Gary y Nicole, había sólo dos pasajeras más.
El Monte Cook pertenece a los Alpes Neozelandeses, con una altura de 3754 metros y forma parte de una cordillera de quince montañas, de la que es el pico más alto.
Gary y Nicole son unos guías magníficos que a mitad de la mañana , nos llevaron a desayunar a un lugar sobre la ruta.
Acá, la reflexión de que uno viaja con los cinco sentidos se hizo presente una vez más.
En realidad, habíamos desayunado temprano en el hotel, pero siempre hay lugar para un buen café.....que no sólo fue café , aparecieron unos muffins de un tamaño gigante.....yo sólo me atreví a decir...¿no hay algo más liviano?
Y Nicole de inmediato me trajo un scone inmenso, según ella, dietético, bañando en mantequilla caliente...lo más exquisito del mundo occidental y libre.... pensé. Si esto es dietético me quedo a vivir acá.
Y de a poco me lo fui comiendo, en paz con el mundo, glorificando el paisaje y la amabilidad de la gente y ¡en armonía con el universo!!!!
Primer parada, Lago Tekapo.
Es uno de los tres lagos de la cuenca del Mackenzie , los otros dos son Pukaki y Ohu, está a 700 metros sobre el nivel del mar y el color de sus aguas se lo debe a la harina de glaciar.
En su orilla, se encuentra la Iglesia del Buen Pastor.
Fue la primera Iglesia construida en la cuenca Mackenzie, en 1935, y desde adentro ,un ventanal que da al lago honra la naturaleza.
Con estas magníficas vistas seguimos la ruta a las montañas.
Cuenta la leyenda que Aoraki y sus tres hermanos eran hijos de Rakinui, el Padre Celestial, y que movidos por la curiosidad decidieron bajar a conocer a la Madre Tierra, Papatuankuku. La expedición formada por Aoraki, Rakiro, Rakirua y Rarakiroa navegó los extensos mares con un gran waka o canoa.
En un momento la canoa se escoró en un arrecife y los tripulantes cayeron al mar volcando la embarcación que se transformó en piedra. Los cuatro empezaron a escalar la barca hasta lo más alto y allí también se transformaron en piedra y se convirtieron en parte de las formaciones rocosas que dan forma a la isla Sur.
Aoraki, que fue el que llegó más alto dió el nombre a la montaña y los otros a los picos cercanos.
Qué naturaleza más pródiga la de Nueva Zelanda.
A medida que íbamos subiendo mi excitación iba creciendo también.
Cuando veo montañas ,no sé qué resorte ancestral se enciende dentro mío ......y me siento como pez en el agua, valga la comparación, o mejor como cabra en el monte.
Algo irresistible , que no sé de dónde me viene pero que me asegura, que en el hipotético caso de que exista la reencarnación ,volveré como escaladora!!!!!
Llegamos al centro Alpino The Hermitage para el almuerzo.
Es el único hotel dentro del Parque Nacional, y es el campamento base para los montañistas.
Estábamos en eso cuando de pronto ví el museo,¡nada menos que de Edmund Hillary!!!
Esa es la razón del blog de hoy, 20 de julio, fecha de nacimiento de este aventurero.
Nacido en Nueva Zelanda en 1919 vivió en un pequeño pueblo en donde su padre era editor del periódico local y apicultor.
Su infancia en medio de magníficos paisajes fue la iniciación y el estímulo de sus hazañas.
Cursó a secundaria en Auckland en medio de su afición a la lectura.
En 1943 se unió a la RAF como piloto de altura y en 1945, ya destinado en Fiyi sufrió severas quemaduras y tuvo que ser repatriado.
En 1948 escaló el Monte Cook por su ladera sur y en 1951, se unió a la expedición de Shipton al Everest , en un primer reconocimiento de la zona, ya que la ruta anterior estaba cerrada por la invasión de China al Tibet.
El gobierno de Nepal permitía sólo una excursión al año.
En 1952, Hillary fue invitado a unirse a una expedición liderada por John Hunt.
La misión estaba compuesta por cuatrocientas personas e incluía 362 porteadores, veinte sherpas y 4,5 toneladas de equipaje.
Hillary abrió un camino a través de la traicionera cascada de hielo de Khumbu.
Crearon un campamento base en marzo de 1953 y pocas semanas después instalaron su campamento final a 7890 m en el Collado Sur.
El 26 de mayo trataron de coronar Tom Bourdillon y Charles Evans, pero tuvieron que desistir a tan solo 91 m de la cima porque falló el sistema de oxígeno de Evans. Por ello, Hunt seleccionó a Hillary y Tenzing para hacer un segundo intento
Tenzing Norgay, un sherpa, uno de los más experimentados .
Se mantuvieron en el Collado Sur bajo una tormenta de nieve y viento durante dos días.
El 28 de mayo establecieron una tienda a 8500 metros de altura.
Pensemos, en aquella época las capas de ropa eran de lana y algodón , varias capas debajo del abrigo de duvet, es decir todo muy pesado. Las tiendas de lona y los parantes....pesaban otro tanto.
Los equipos de oxígeno de hoy , son individuales, y pesan aproximadamente 3,5 kgs. Los que ellos llevaban pesaban 14 kgs.
A esa altura el oxígeno es la diferencia entre la vida y la muerte.
El último paso para coronar la cima de la montaña más alta del mundo era un ascenso por una roca de 12 metros de altura, con todo el equipo a cuestas y a través de una grieta de rocas y hielo.
Desde allí continuaron y el 29 de mayo , 11,30 horas coronaron la cima del Everest.
Apenas quince minutos de gloria a 8840 metros sobre el nivel del mar.
Esta es la foto de Tenzing en el momento final y porque esta imagen fue sacada por Hillary y no por Tenzing, muchos detractores de las aventuras de Hillary lo acusaron de no llegar a la cima.
¿Y quién sacó la foto ? objetaba Hillary.
En el mundo del montañismo como en todos los otros , la competencia es feroz.
Probablemente, Tenzing y Edmund no fueron los mejores, pero sí los primeros en conquistarla.
Los primeros en sentir que habían pisado el techo del mundo, el límite ,el punto más alto entre la tierra y el cielo.
Las ascensiones al Everest dejan año tras año cuerpos congelados, ilusiones bajo el hielo de la montaña, vidas truncadas.
¿Qué los impulsa ?
Por año sólo hay un par de días de ascensión por la rudeza del clima y se forma una hilera de colores contra el blanco de la montaña, un gusano en movimiento hacia la cumbre.
Entrenamiento, inversión de miles y miles de dólares, sufrimiento físico y stress, y cuando la mole de hielo juega sus cartas, muchos pierden todo y algunos pierden la vida.
Los cuerpos nunca se recuperan.
Como estatuas durmientes permanecen en donde la muerte los encuentra , acunados por las nieves eternas y como mudos recordatorios de la vanidad humana.
Y a pesar de las historias que había visto , la seducción de la montaña no cede..
Ella te llama, te provoca, te tienta.
Podía imaginar el deseo tan fuerte que los impulsa ........para mí, en otra vida.
En ésta .........ya no.
¿Qué los mueve a emprender esos caminos?
¿El desafío a la naturaleza, un oscuro sentimiento de poder o medir las propias fuerzas con esa mole de roca hielo inconmovible?
Ahí entendí, que el desafío es contra uno mismo, con la montaña interior que llevamos en los hombros como la mochila de oxígeno del sherpa.
La historia de aventuras Edmund Hillary continuó toda su vida, pero el amor por el Tibet y la comunidad de los sherpas lo llevaría a volver, año tras año, para coronar una vez más , para llegar a la cima de diez picos más y ,para establecer una labor humanitaria.
Construyó escuelas y hospitales, recaudó fondos y mejoró en lo que pudo la vida de esa comunidad.
En 1975 perdió su mujer y a su hija en un accidente de avión cuando iban a verlo a Katmandú.
A pesar de esto siguió con su obra y con sus aventuras.
“He descubierto que incluso los mediocres pueden tener aventuras e incluso los temerosos pueden lograrlo”. Hillary.
Después de almorzar seguimos camino por los escenarios más espectaculares que se han visto y nos encontramos otra vez con el Señor de los anillos, el escenario del mítico monte Caradhras.
El lugar tiene el encanto de lo mágico, un permanente movimiento de luces y sombras que realzan las montañas y los lagos.
Si algo le faltaba a esta excursión era un buen trekking.
Nicole nos dijo....ahora ...el que quiera sube a esta montaña, desde la cima se ve el glaciar Tasman y a mitad de camino hay una bonita laguna de aguas verdes...
Sueltos como cabras de montaña!!
Qué felicidad!
El partner declinó amablemente el ofrecimiento y yo comencé el ascenso.... el paisaje ...asombroso .
A mitad de camino pensé....mejor voy a la laguna y hago unas buenas fotos.
La subida era, digamos importante.
Y ahí, escondida entre la altura , las rocas y el follaje, la laguna verde.
Una maravilla....... pero ... para llegar había que volver a bajar!
Preciosa la laguna, me quedé unos momentos haciendo fotos.
Para volver....volver a subir y volver a bajar.
Llegué al cruce del camino sin completar la otra mitad para ver el glaciar, resoplando como un tren a vapor.
Los que subieron hasta la cima volvieron a duras penas, con las piernas temblorosas por el esfuerzo y en las mismas condiciones de resoplidos que yo.
Uno dice muy suelto de cuerpo...qué lindo, qué placer la escalada, qué vistas....en fin, el trekking hay que hacerlo todo el año para bajar con elegancia.
Y no era el caso.
Frente al lago Tekapo, repusimos energías.
Terminaba la aventura en el Monte Cook.
Y yo volvía insistentemente sobre la pregunta.
¿Qué los impulsa a subir a la cima?
¿El afán de superación ...el desafío ....la competencia?
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Un poco de todo eso..-dijo el Partner, quizás la medida del desafío es la superación de los límites...aparentemente los límites propios-
Entonces recordé un párrafo de las memorias de Hillary en el libro Mi camino al Everest , en esos minutos de gloria en la cima de la Diosa Madre de la Tierra, como llaman los tibetanos al Everest.
Mientras tanto, Tenzing había hecho un pequeño hoyo en la nieve y había colocado en él varios artículos de alimentación: una barra de chocolate, un paquete de galletas y un puñado de caramelos. Pequeñas ofrendas, pero al menos un presente simbólico para los dioses que, según todos los budistas devotos, tienen su hogar en la cumbre. Dos días antes, cuando estábamos juntos en el Col Sur, Hunt me entregó un pequeño crucifijo y me pidió que lo llevara conmigo hasta la cima. Yo también hice un hoyo en la nieve y coloqué el crucifijo adentro.
Y , como en Alaska, las palabras de Baruch Spinoza brillaron en las altas cumbres...no busquen a Dios en las Iglesias sino en la naturaleza.
Quizás, todos buscamos lo mismo.
Quizás ellos piensen que desde la altura...si se estiran un poco...si llegan un poquito más arriba......podrán tocar el cielo, o mirar las mismísimas barbas de Rakinui.
Nueva Zelanda 2019
Maravillosa y atrapante nuestra excursión al Parque Nacional Aoraki Monte Cook con mi partner.Conmovedora la historia de Edmund Hilary, quien coronó primero en el mundo la cima del Everest.